Ayer y hoy, momentos que marcan una historia
NO SON PARECIDOS, SON IGUALES
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Leía esta mañana del 7 de Noviembre, un artículo sobre el socialismo, de Francisco Rubiales del curso 59-60 de Pilas que entre otras cosas decía, que: Si no estuviera tan cansado publicaría mi octavo libro, que tengo casi completado, y lo llamaría “Franco y Fidel, vidas paralelas”. Demostraría que el socialista caribeño y el dictador gallego eran sorprendentemente parecidos en la concepción del poder.
Me ha dejado “descuadrado”, porque lo primero que he hecho ha sido mirar sus publicaciones en la
biblioteca de la web de Pilas, y ya hay colgadas nueve de sus obras.
A Franco no solo lo vió bajo palio cuando vino a inaugurar el seminario de Pilas allá el 3 de Mayo de 1961, lo "vivió" muchos años como tantos de nosotros como para no tener siquiera una simple apreciación sobre el personaje.
Seguía diciendo en su articulo que conoció bien a Fidel Castro en Cuba cuando fue director de la agencia de noticias EFE en La Habana (1975-77). Era un tipo brillante y cargado de magnetismo, fascinador y convincente, pero tan socialista como un caimán de los pantanos.
Fidel era admirador del general Franco y despreciaba a su pueblo, a los comunistas y a los rusos, que eran sus patrocinadores en los años setenta del pasado siglo. De socialista clásico no tenía nada. Le gustaban los lujos y decía que cuando un revolucionario toma el poder, jamás debe dejarlo. Pensaba lo mismo que Atila, Hitler, Stalin y otros tiranos, que sólo él tenía derecho a mandar.
Coincido plenamente en que ser socialista implica, al menos en teoría, apoyar un sistema político y económico que promueva la propiedad colectiva o estatal de los medios de producción, distribución e intercambio, con el objetivo de reducir las desigualdades sociales y económicas. Los socialistas abogan por una distribución más equitativa de la riqueza, priorizando el bienestar colectivo sobre el beneficio individual.
Y claro está, ser auténtico socialista implica también ser escrupulosamente honrado, anteponer siempre los intereses del pueblo a los propios y proteger a los débiles, utilizando la fuerza del Estado para potenciar la justicia, la libertad y el bien común. Esto no está ocurriendo hoy.
Por su dedicación profesional Francisco Rubiales ha mantenido conversaciones y contactos de cierta intensidad con personajes como Fidel Castro, Daniel Ortega, Felipe González, Sandro Pertini, Bettino Craxi, Alfonso Guerra, Manuel Chaves, José Rodríguez de la Borbolla y otras decenas de teóricos socialistas destacados, desde jefes de gobierno, ministros y secretarios generales de partidos socialistas. E incide en que ninguno de ellos era socialista en realidad y todos, con mayor o menor intensidad, fueron ambiciosos, ególatras y borrachos de poder que se disfrazaron de socialismo sólo porque les convenía.
Si con sus tres carreras (Magisterio, Filosofía y Periodismo), un doctorado, hace constancia de que ha leído estanterías enteras de libros de filosofía y política, y no es capaz de encontrar diferencias notables entre Fidel Castro y un más inculto y gris Anastasio Somoza, al que también conoció siendo dictador en Nicaragua, si todos los socialistas que ha conocido están cortados por la misma tijera: desprecio al pueblo, rechazo a la democracia, obsesión por el poder, escasez absoluta de ética y crueldad infinita, cuando se trata de defender sus privilegios, ¿quiénes somos los demás para rebatírselo?.
Claro está que ha de destacar diferencias en su gestión del poder entre Franco y Fidel, porque mientras uno hizo de España un país próspero y pujante (aunque digan lo contrario sin poder rebatirlo los de siempre), Fidel hizo de Cuba una pocilga con un pueblo hambriento y esclavizado.
Este articulo está basado en el publicado hoy en
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